martes, 30 de diciembre de 2014

¿De verdad hemos cambiado?


Esta obra, es una crítica a la sociedad al completo, no a ciertos estamentos. Vemos como Pipá pasa a lo largo de la obra por distintas clases sociales, las cuales Clarín se encarga de retratar según son, y no me sorprende que no haya ninguna que destaque por nada bueno, sino que todas son malas y lo que transmiten son elementos como el egoísmo, ignorar los problemas ajenos, falta de bondad.

A mí me da que pensar mucho, las clases sociales es algo que existe actualmente, y creo que está ocurriendo algo muy parecido a lo que hemos leído en Pipá. Los “seres superiores” nos manejan a su antojo, políticos y religiones tienen la palabra de lo que hay que hacer, marcan los caminos a seguir. Estos caminos, generalmente, llevan mucho tiempo que no son de agrado de la población, en un primer momento, existía una división muy definida (izquierda y derecha), algo que sigue existiendo y no se puede negar, pero, pienso que cada vez estos extremos se van dando cuenta de que quizás estemos en el mismo saco todos, el pueblo. Aquí es donde entramos nosotros, donde identifico la sociedad actual con la sociedad en que está encuadrada Pipá, el pueblo simplemente está recibiendo estos golpes y siguiendo estos caminos, caminos para los que algunos dentro del pueblo están preparados y egoístamente no colaboran con los que no. Y caminos para los que otros no están preparados pero lejos de luchar y alzarse, sienten conformismo.

Hay otros que luchan, pero además son tildados con etiquetas como delincuentes. Cuando esto es así, algo mal estamos haciendo, la sociedad es egoísta. Hay que luchar de una forma correcta, empezando por luchar todos y por hacer saber que no se están haciendo las cosas bien, hay que luchar por un ideal que nos haga bien a todos, pero no somos capaces de salir de la realidad en la que vivimos: egoísmo, conformismo y prejuicios.

Me llama mucho la atención que luego se hable de evolución y creación, que se hable de acciones buenas del ser humano (todo esto no lo niego), cuando un alumno de 3º de Magisterio de Primaria, con 23 años, toda una formación aún por recibir y muchos conocimientos que no ha adquirido aún, es capaz de enlazar y comparar una sociedad del siglo XIX con una sociedad del siglo XXI, y en la comparación, no hay gran diferencia, o las diferencias no están en las cosas negativas.


Lo positivo que extraigo de esta obra, por supuesto, es el haber sido capaz de realizar esta comparación. El duelo realismo vs idealismo. Creo que en Primaria se pueden aplicar este tipo de cuestiones para que los niños comiencen a ver en qué clase de sociedad viven, y se empiecen a plantear si quieren cambiarla o no.


Es un fragmento de una práctica de la universidad que me ha llamado la atención y quería compartir.

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